Alcanzar el peso ideal va más allá de una cuestión estética, más bien, y según remarcan los profesionales, el objetivo debe ser cuidar a nuestro organismo de las enfermedades realizando una alimentación equilibrada con los nutrientes necesarios. En este marco, el primer control que se debe realizar es chequear que nuestro peso sea el adecuado para la talla correspondiente.
Cómo preparar un bizcochuelo de avena y por qué debes incluirlo en tu dieta si querés bajar de pesoSegún consigna el sitio Tua Saúde, esta importante variable es un indicador de riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes o desnutrición. También permitirá fijar si una persona tiene sobrepeso u obesidad.
Cómo saber si estoy en el peso adecuado según mi talla
La nota de Tua Saúde precisa que, para esto, se utiliza el Indice de Masa Corporal (IMC), que toma en cuenta la relación entre el peso y la altura.
Más precisamente, será el resultado de la división entre el peso expresado en kilos por el cuadrado de la altura en metros (kg/m2).
Un ejemplo: una persona que pesa 68 kilogramos y mide 1,65 metros deberá dividir 68 por 1,652. El resultado será 24,98.
Cuándo se considera obesidad y bajo peso
Según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de los Estados Unidos, el sobrepeso se define como un IMC de más de 25 y la obesidad, en registros mayores 30.
En el extremo opuesto, un IMC menor de 18,5 indica un peso inferior al normal. En tanto, entre 18,5 y 24,9 se trataría de un peso esperable.
La aclaración fundamental es que estas mediciones no toman en cuenta la cantidad de grasa, músculo o agua.
Un caso posible que cita Tua Saúde es una persona que presenta una marcada masa muscular o retención de líquidos. En estas situaciones, las cifras de IMC no darán información precisa y será necesaria una evaluación personalizada.
Además, el médico también tendrá que evaluar si la grasa abdominal resulta un factor de riesgo adicional.
Cómo llegar a un peso saludable
Si el IMC es mayor al indicado: la primera recomendación puede ser aumentar el consumo de alimentos ricos en fibras y bajos en calorías -como la berenjena, el jengibre, los productos integrales y las semillas de lino. Además, realizar un plan de ejercicios adecuado para el estado físico.
Cuando el IMC es menor al indicado: los alimentos ricos en proteínas -entre ellos, huevo, queso, leche y derivados, pollo o salmón- serán pilares de una buena dieta. Al mismo tiempo, deberán evitarse los ultraprocesados y las frituras que aportan abundante cantidad de grasas nocivas.
De todas maneras, estas sugerencias no reemplazan las indicaciones médicas. Un especialista hará las recomendaciones y el seguimiento precisos.